Pedro Urdemales, quien era un hombre muy diablo y pillo salio a buscar trabajo, llegó donde un señor que le dijo que necesitaba un hombre que le cuidara sus chanchos, pero le pidió que no los fuera a meter por un barrial que había cerca. Pedro le aseguro que los cuidaría mucho y que no se preocupara.
Llevaba un par de días cuidándolos y urdió meterlos en el barro para hacer negocio.
Pasó un caballero y le preguntó si vendían los chanchos, y Pedro le respondió que sí, y que tenía una orden: dejarle las colas.
Pedro Urdemales, quien era un
hombre muy diablo y pillo salio a buscar trabajo, llegó donde un señor que le
dijo que necesitaba un hombre que le cuidara sus chanchos, pero le pidió que no
los fuera a meter por un barrial que había cerca. Pedro le aseguro que los
cuidaría mucho y que no se preocupara.
Llevaba un par de días cuidándolos
y urdió meterlos en el barro para hacer negocio.
Pasó un caballero y le preguntó si
vendían los chanchos, y Pedro le respondió que sí, y que tenía una orden: dejarle
las colas.
Y fue así; el hombre le compró todos los chanchos y le dejó a Pedro las colas.
Ligerito Pedro tomó las colas y las enterró en el barro y partió corriendo donde su patrón, aparentando terror y grita:
- "¡Patrón, los chanchos se me escaparon al barrial y no los puedo sacar!"
El patrón lo siguió e iba retándolo y dándole la orden de que los sacara, mientras caminaba le decía:
- "¿Cuántas veces te dije que no los pasearas por el barro hombre?"
Al llegar al barrial, Pedro se lanza al lodo y toma las colas simulando que los tiraba con muchísima fuerza, y como las colas quedaban en sus manos le decía a su patrón:
- "No ve señor, los chanchos se han enterrado tanto en el barro que la cola se les corta de tanto que las tiro"
Así fue tirando todas las colas hasta que no quedó ninguna.
Entonces su patrón le dijo furioso que ya no lo tenía más a su servicio, por tonto, así es que le pagó los tres días que le debía y lo despidió.
Pedro Urdemales muy contento se fue, con el dinero que le dio su patrón y además con el dinero que había recibido del hombre que le compró los chanchos, y mientras caminaba se decía: "Ya voy saliendo bien; ¡tan lesito que es esta maire"! Y siguió andando por un camino que se puso a hacer su necesidad.
Fin
Mi tata me dejó tantos hermosos recuerdos, y yo era como una esponja, recuerdo su risa, sus palabras, sus consejos.
Mi viejo era muy sabio, muy bueno, muy ángel. Él me entrego el amor incondicional de padre y abuelo. Y yo le estaré eternamente agradecida por su entrega, por sus cuentos, sus risas a carcajadas y su mirada dulce e inocente.
Estela
SIEMPRE ME ACUERDO DE SU DICHO: "HIERVE, HIERVE OLLITA HERVIDORA, QUE NO ES PARA MAÑANA, SINO PARA AHORA", CUANDO ESTOY ESPERANDO A QUE HIERVA LA TETERA PARA SERVIR UNA ONCE, SOBRE TODO SI ESTOY CON INVITADOS.
ResponderEliminarQue lindo!! :)
ResponderEliminarHermoso hermana.
ResponderEliminar