miércoles, 21 de mayo de 2014

21 De Mayo

En 1874 se firmó un tratado de límites entre Chile y Bolivia, que establecieron el paralelo 24° como límite entre ambas naciones. Chile renunció a las posesiones territoriales del norte de éste paralelo, pero solo con una condición, y fue que Bolivia conservara los impuestos cobrados a las salitreras chilenas.

Pero en 1878, Bolivia vulnera éste tratado, aumentando los impuestos al salitre, e imponiendo el poder en toda la provincia de Antofagasta. Se da comienzo a la Guerra del Pacífico.

Entonces, por esas razones, Chile toma represalia contra el gobierno boliviano, y se toma el puerto de Antofagasta el 14 de Febrero de 1879 y el puerto de Cobija el 27 de Marzo, del mismo año. Perú había suscrito en carácter secreto, el -luego descubierto- Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia en 1873, con el fin de aumentar poder entre éstos dos países y garantizarse recíprocamente ciertos derechos.

El primer combate Naval  tuvo lugar en Chipana, en que la cañonera Magallanes, al mando de don Juan José Latorre, venció a las corbetas peruanas Unión y Pilcomayo, en abril de 1879. Luego, el almirante Williams Rebolledo, jefe de la Escuadra chilena, estableció el bloqueo de Iquique, y a mediados de mayo partió al Callao en busca de la Escuadra peruana, dejando en Iquique a las viejas naves de madera Esmeralda y Covadonga, al mando de los respectivos capitanes Arturo Prat y Carlos Condell. Entretanto, la Escuadra peruana avanzaba al sur en alta mar, sin ser vista por la chilena.

Al amanecer el día del 21 de Mayo de 1879, la guardia de la Covadonga, que vigilaba con ojo atento e puerto y el horizonte, gritó de súbito:
-¡humos al norte! - Eran los dos más poderosos acorazados del Perú, El Húascar y La Independencia, que se acercaban a la bahía.
El comandante Prat comunicó inmediatamente a Condell su resolución de morir antes que arriar (bajar) la bandera y le ordenó seguir sus aguas. Condell respondió
- All right (está bien)
Prat reunió enseguida a la tripulación de su buque y pronunció su inmortal arenga:
- ¡Muchachos! La contienda es desigual. Nunca se ha arriado nuestra bandera al enemigo y espero ésta no sea la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva ésta bandera flameará en su lugar; si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber.
Con un fuerte y orgulloso ¡Viva Chile! contestaron cerca de doscientos corazones patriotas dispuestos a todos los sacrificios.

El combate comenzó a las ocho y media. La Covadonga era atacada por La Independencia, y La Esmeralda batíase entre dos fuegos, haciendo frente al cañoneo del Huáscar y a las baterías del puerto. Durante más de dos horas la Esmeralda burló los poderosos cañones del monitor peruano.

**"Combate Naval de Iquique" Óleo sobre lienzo de pintura de Thomás Somerscales, del siglo XIX, imaginando el combate entre el vapor chileno corbeta Esmeralda y Huáscar, monitor peruano durante la Batalla de Iquique.

El comandante peruano don Miguel Grau decidió poner fin al combate cargando al espolón. Al primer choque. el heroico Prat gritó:
- ¡Al abordaje!- y saltó espada en mano sobre la cubierta enemiga; pero el estruendo impidió oír su voz y sólo alcanzaron a seguirlo el sargento Juan de Dios Aldea y otros marineros. Todos cayeron allí acribillados de balas.

Al segundo espolonazo saltaron el teniente Ignacio Serrano y doce compañeros, que también cayeron inmolados. El teniente Luis Uribe continuó la resistencia.

Un tercer espolonazo del Húascar y una descarga cerrada de sus cañones destrozaron la gloriosa corbeta chilena, que comenzó a unirse lenta y majestuosamente, mientras el guardiamarina Ernesto Riquelme disparaba el último cañón y lanzaba a todo pulmón el grito ¡Viva Chile!.
De los ciento ochenta hombres, sólo quedaron sesenta flotando sobre las olas, los que fueron salvados por los botes del Huáscar.

Entretanto, en la rada de Iquique tenía su epílogo tan desigual combate. Carlos Condell dirigía hábilmente a La Covadonga cerca de la costa, perseguida por La Independencia. Al llegar a Punta Gruesa, la fragata peruana quiso espolonear a la averiada goleta chilena, pero quedó encallada en una roca. La Covadonga volvió contra ella y empezó a disparar sus cañones para rendirla, pero el Húascar acudió en su auxilio y la nave chilena huyó a Antofagasta.

Durante cinco meses El Huáscar esquivó un encuentro con la flota chilena. Por fin el 8 de Octubre de 1879. las naves de nuestra Escuadra: El Cochrane, mandado por Don Juan José Latorre, y el Blanco, al mando de Don Galvarino Riveros, sorprendieron al monitor peruano en Punta de Angamos, frente a Mejillones, y le obligaron a batirse.

En el combate, las certeras balas del Cochrane partieron la torre blindada del Huáscar. El comandante Grau, que estaba allí dirigiendo la maniobra, fue completamente destrozado. Sucesivamente sucumbieron el segundo y tercer jefe. En tal situación no quedaba a la nave peruana más recurso que hundirse heroicamente o arriar su bandera. Hizo lo último. Con la rendición del Huáscar, la Escuadra de Chile quedaba dueña del Mar.

Debemos rendir honor a nuestros valientes soldados y marinos, que aún en una batalla desigual, dieron su vida por nuestra amada patria.

Estela.

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